domingo, 27 de enero de 2013

APARECERÁ


“Ya va a aparecer” dicen los que pretenden dar alivio a una pena. 

"Ya va a aparecer”… Desde la más impensable y cruel posibilidad hasta la pérdida más insignificante.

Ya va a aparecer  ese colectivo que esperamos hace media hora para llegar a destino.

Ya va a aparecer la oportunidad, ese amigo comprensivo, la palabra deseada.

“Ya va a aparecer”, es la frase que hace visible la posibilidad de que éso nunca aparezca. Y a la vez alienta la espera como una dulce compañía.

Ya va a aparecer ese trabajo, la oportunidad  para hacer ése viaje, el momento en que olvidemos a ésa persona.

Ya va a aparecer la cura para ésa enfermedad, el resultado deseado, el alivio del dolor.

Ya va a aparecer la solución a ése problema que no nos deja dormir y que nos desune.

Ya va a aparecer ésa persona ideal, ésa compañía, el amor.

Ya va a aparecer el amor y no hay que aflojar en la espera, ya va a aparecer.

Ya van a aparecer Marita Verón, María Cash y todas las que son representadas por ellas en nuestra mente.

Desde aquel terrorífico e impune “no están ni vivos ni muertos, están desaparecidos”…

Hasta la llave de ése cajón que esperamos años por abrir.

Ya va a aparecer (y van a aparecer), así sea en los sueños más profundos, en las últimas palabras, en un gesto. Aparecen todo el tiempo en la memoria, en la cultura, en el ADN.

En ésa canción, y en aquella, y en esa otra…

Aparecerán las respuestas que buscamos incansablemente, ése expediente que falta hace meses, la vocación.

Aparece quizás todo el tiempo en los segundos en que miramos sin desdén la vida alrededor.

Ya va a aparecer eso que quizás nunca tuvimos, y por tanto nunca perdimos.

Y va a aparecer porque lo esperamos llegar. Porque sin esperar, sin esperanza, no hay motivos y no hay vida.



Y es que, después de todo, desde el Big Bang todo es un constante “aparecer”… ¿O no? 



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