martes, 14 de junio de 2011

RECOBRE LA FELICIDAD DE VIVIR

(Y DEJE  VIVIR FELICES A LOS DEMÁS)

See, en mis sueños!


Supongamos que Ana tiene un jefe provisorio. Supongamos que ese jefe también era profesor de Ana. Supongamos un abrelatas. Ahora imaginemos un lugar bello, donde encontramos paz, respiramos acompasadamente... Ah no! Pará, me fui al carajo.
Volvamos.
El supuesto jefe de Ana no sabe tratar a la gente. Es uno de los tantos y tantas, tontos y tontas que se reciben de abogado y con el título en la mano de repente se dicen a sí mismos: "uh boludo si sabía que tenía que tratar de intervenir y solucionar conflictos de otros estudiaba planeamiento paisajístico (?)". Exactamente un badorfle* más de los que expulsa la universidad sabiendo mucho de ley (en este caso)  y muy poco de cómo viene la cosa.
Como les decía, este jefe de las pesadillas es (o sería) un agrio. Una persona que si alguna vez la tuvo, perdió la alegría de vivir, y a quién Ana quisiera encomendar al Sendero Luminoso.
Y mientras Ana basa su felicidad en la actual posibilidad de re-leer "El nombre de la rosa" después de casi diez años, el tipo trata (o trataRÍA) de regenerar su genoma de la mala onda yéndose un mes a Europa de Honey Moon.
Pero la diferencia dista enormemente de yacer en el modo. La diferencia está en la esencia. 
Quien amargo nació, amargo parece querer ir a la tumba. Y todo bien con éso ya que "la libertad es libre", pero "conmigo no, Barone" (?).
Después de tener que soportar que este jefe te ande difamando por la vida porque, supuestamente (qué gran palabra) Ana no estaría comprometida con su trabajo, y sería una chanta, la verdad que no me lo trago ni con bebida cola (conclusiones al lector).
Ojalá el viaje con su flamante esposa le haya devuelto (si es que alguna vez las tuvo) las ganas de vivir y que se lo comunique a su cara de ojete crónica, porque sino juro en este instante que por primera vez en mi vida voy a pagar por un libro de autoayuda que me garantice "los 12 pasos hacia el placer de vivir". No importa cómo. Ni siquiera tiene que tener sustento real. Lo importante es que le cambie la vida, no sólo a él, sino a todos los que tienen que soportar su humor biliar.

Sí, se me fue el potencial a la mierda.
Lo amargo me da acidez estomacal y el omeprazol sale caro gente.

*Badorfle: dícese de los seres humanos que nunca alcanzan la media racional.


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