A veces la vida nos enfrenta con gente difícil de tratar. Y
no me refiero solamente a las viejas de mierda y los familiares indeseables.
Digo, hay momentos en que nos cruzamos con gente que redefine la palabra
“Persona”. [ver Saga "El Ególatra que da sentido a mi humor"].
No quiero decir con esto que crea o fomente que estos
especímenes no deban ser tratados como personas. Después de todo, creo en los
DDHH.
Pero ciertamente lo mejor sería dejar la “naturaleza
jurídica” de lado y aplicarles el Derecho entero
por analogía.
O sea, si hay gente que cree en los Derechos de los
animales, ¡vamos por todo! ¿No?
Una está en la búsqueda. En plena búsqueda de mejorar su
vida, de avanzar, prosperar, aprender, etc.
De pronto, hay otros que ya no buscan nada, porque deben
creer que encontraron TODO y que son más completos e infinitamente geniales que
el Universo. Ésta “gente” anda por ahí, libre de culpa y cargo, o mejor dicho,
libre de culpa y con algún buen cargo
de poder que les encanta y del que no piensan ceder ni un ápice.
Y está perfecto. Nadie pretende robarte tu canastita de poder, Little Red Ridding Hood.
Estaríamos de acuerdo en esto si no fuera
porque comunicarse con un ente de esta calaña es casi imposible.
El que pueda lograrlo, por favor que me done un diccionario
élfico.
¿Por qué? ¿Por qué es tan complicado entrar en contacto con
estas “mentes brillantes”? Hay pistas más arriba, cuando me refiero a su falta
de naturaleza humana, pero hay más.
Hay mucho más que no entiendo respecto de esta imposibilidad
de comunicación.
Me sigo sorprendiendo de su capacidad de hacerte sentir un
moco. O bueno, lo mucho que lo intentan permanentemente. A veces no hace falta
hablar. Sólo con que pasen al lado tuyo ya te das cuenta… Se les nota de pies a
cabeza que están pensando algo así como:
“mi
linaje de coeficiente intelectual no me permite entrar en contacto con seres
unicelulares como vos, pero bueno, tengo que pasar al lado tuyo, pfff!”.
Ni que decir queda de la situación en que los pobres y
mundanos mortales que conformamos el resto
de la Humanidad tengamos que pasar por sus garras.
Tratar de ser “razonable”
sólo lleva a más miradas significativas, tonos de displicencia y palabras como:
“ no parece que tu perfillllll se
adapte a lo que pedimos” o “y este cccccuuurso que decís que hiciste, ¿aparece acá?” (como si una fuera tan idiota,
tanto, de no especificar un curso importante); pasa también con algunos familiares que se sienten capacitados para explicarte "el sentido de la vida" (o sea, cualquier cosa, aunque de ciertos temas no cacen una) todo con un tono…
Cómo
definirlo… ¿Vieron cuando le pedís a alguien ayuda con algún aparato eléctrico
y da la casualidad que ni lo
enchufaste? Bueno, ese tono. El tono
que reza “Por favor mátenme ya, ésta mina
no puede ser más imbécil”. Ése.
Y digo, a todos nos puede pasar no haber enchufado un
aparato eléctrico alguna vez. No nos hagamos los líderes de la reflexión
metódica.
No está bueno discriminar chicos, no está bueno ;).
En fin, ante estos seres (que ya quisiéramos que fueran
mitológicos, pero no, no lo son), no hay mucho para hacer. Mi consejo es,
dentro de las posibilidades, conservar cierta dignidad.
Porque, créanme,
siempre habrá algo que te puedan criticar. Por más que nunca te olvides de
enchufar las cosas, por más que hayas estudiado años y tengas un título, por
más que te pos gradúes, por más experiencia que tengas, no hay escapatoria. Y la explicación de esto es sencilla: Todos somos Humanos y por ello falibles.
Dicho lo cual, los incluyo en la aseveración (claramente).
Lo que pasa es que la mayoría de las personas aprendemos a respetar a los demás
en toda circunstancia y ellos… Bueno
quién sabe las innumerables causales que hayan podido arruinar su educación
primaria.
Por eso gente, si bien no puedo responder qué pasa con los
ególatras, les aseguro que seguiré intentando averiguarlo, y mientras tanto me
permito citar a un renombrado
filósofo contemporáneo al decir: “QUE LA CHUPEN”.
P.D: Bueno es tener presente que, aunque muchos deseemos lo
contrario, Sherlock Holmes y House son PERSONAJES DE FICCIÓN. Sólo ellos
podrían tratarte como mierda y aun así ser sexys. En la realidad, los ególatras
no se han mirado nunca al espejo. Y eso es un grave problema. Grave.