miércoles, 16 de marzo de 2011

MEGALOMANIAC


Se trata de todas las situaciones en que ciertos entes pseudo-humanos quedan en posición de PODER sobre otros. Y claro, se abusan. Porque el reconocimiento del propio (dis)valor lleva al entendimiento de que "si no aprovecho mis 15 minutos de hijoputez, quizás nunca más pueda someter a otro".
Estoy 100% segura que lo encomillado pasa por la mente de todos los pobres mentales que por esas cosas de la vida (casi siempre algún otro infeliz que no quiere quedar como hijoputa o no quiere hacer su trabajo) tiene la oportunidad que muchos buscan, pero que pocos tienen las agallas de enfrentar a título personal: JODERLE LA VIDA A OTROS. 
Y entonces tenemos el caso típico de LA SECRETARIA, esa mujer amargada, de cualquier edad, que asume la posición que su "patchoncito" no desea: sacarse de encima a la gente, que siempre tiene necesidades, ergo siempre quiere algo de ellos (casualmente aquello para lo que estudiaron y obtuvieron un título profesional), lo cual nos pone en el lugar filosófico-escencial de preguntarnos y preguntarles: ¿Para qué catzo estudian profesiones en las que obligatoriamente tienen que tratar con otros si no se la bancan?
Todos sabemos que todos (redundancia que me valga) puestos en situación de necesitar a alguien obligadamente para alcanzar un fin somos potenciales inductores de suicidio colectivo. 
Pero claro, el "dottor" no quiere comerse las quejas de las viejas a las que tiene que atender, entonces la manda a la "secre" a hacer el trabajo sucio y decirles que NO. 
Nunca mejor aplicada ni más conveniente la ambigüedad de la palabra "doctor" para denominar tanto a abogados como médicos, aún cuando la mayoría de las veces ninguno de ellos lo sea realmente. 
Párrafo aparte merecen todos los que por algo similar a la "Gracia Divina" poseen el privilegio de "enseñar". Bué, uno dice "enseñar" y piensa en algo importante, trascendental...Dejemoslo ahí. 
Ahhh los carismáticos PROFES, protagonistas de los mayores actos de egocentrismo, narcisismo y sadismo, hasta me atrevería a decir DE LA HISTORIA, pero bueno Hitler hizo más o menos todo al respecto.
Llega la hora de tomar examen y aflora cual capullo en primavera en ellos toda frustración acumulada a lo largo de sus tristes vidas, para por fin desquitarse con la persona incorrecta, en el momento menos oportuno, de la peor manera. Y ¿cómo desaprovechar este regalo que les otorga la vida? 
Cuando sos un POCA COSA y no aspirás más que el polvo que no llega a aspirar la aspiradora, entonces más vale ser funcional al sistema de la megalomanía mediocre. Porque TIRANOS tiranos eran los de antes, que te conquistaban media tierra conocida, imponían su cultura, tenían TODA la guita y gozaban de TODOS los placeres impunes por sus coronas.
Sin embargo, "aúuuuun hay más!". Existe otra categoría de seres que suelen sufrir del delirio místico de Alejandro Magno. Son los empleados administrativos y todos aquellos a los que esencialmente NO LES GUSTA LABURAR, ipso facto te tratan como el ojete con el plus de "nunca-cumplir-con-lo-que-tienen-que-hacer si abonás $0,50 de más. 
No se...Es una de las tantas teorías que mantengo hace rato. Por ahí la desubicada soy yo, y tratar de hacer las cosas bien evidentemente NO GARPA (decímelo a mí).

¡¡¡¡¡NEXT!!!!!


sábado, 12 de marzo de 2011

APOCALYPSE NOW...¿NOW? NOT NOW PLEASE!

Sí gente...Estoy un toque trastornada, más de lo que comúnmente doy a suponer. Me persigue la noción de que quizás sea muy cierto esto de que la Humanidad haya tenido su tiempo útil, y sea el momento de espichar... Porque si vamos al caso, en millones de años de evolución no hicimos más que cagarla...Cagarla mal. Podrán suponer que el terremoto en Japón me hizo reflexionar al respecto, pero hace ya varios años que ocurren cosas que antes no pasaban, desastres demasiado tremendos, que se llevan a muchos cada vez.
Para colmo, en mi propia experiencia hubo un acontecimiento que marcó esta tendencia psicoloca.
Cuando tenía entre tres y cuatro años aprox; (imagínense que mis padres estaban juntos aún, así que fue hace muuuucho tiempo), durante una tormenta de Santa Rosa se voló íntegro el techo de una habitación de mi casa. En ese momento no logré tomar dimensión del hecho, sobre todo porque con mi vieja salimos a buscar supongo que a los bomberos, y cuando volvimos yo ví a mi viejo parado en la habitación, el techo ya en su lugar habitual, y le dije a mi vieja "Mirá mami, papá arregló el techo". Todo un héroe para mí. Hasta que en la adolescencia, quizás por poner en duda las cualidades heroicas de mi padre, es que comencé a experimentar MIEDO al viento. Todo crujir de techos, ventanas, el zumbidito siniestro del viento me hacía muy mal.
Sin embargo llegó un momento en el que tuve que venirme a estudiar a una ciudad en la que hay tanto o más viento que en mi ciudad natal, y no se cómo...El miedo se disipó.
Hasta que el año pasado, producto del desmonte indiscriminado en la zona sur de la provincia de Buenos Aires, empezaron a haber tormentas de arena/tierra, cual Sahara. Iba todo bastante bien, hasta que en Diciembre estaba en mi casa y de pronto todo se oscureció en plena tarde. Se me ocurrió subir las presianas para ver qué era lo que oscurecía al cielo, y ahí todo cambió.
Acercándose hacia mí (tengan en cuenta que vivo en un piso 11 y veo el horizonte, gran parte del cielo, etc) venía una gran nube de tierra, a una velocidad inusitada. Tanto que solté las persianas y me quemé las manos con la correa. A partir de ese momento sólo escuché el sonido terrorífico del viento golpeando sin intermitencia en mis ventanas, y de pronto sentí que las paredes oscilaban. CHAU PICHU. Así como estaba, en patas, agarré mi celular, mis llaves, y bajé corriendo por las escaleras, a sentarme en el primer escalón del primer piso. Nadie sufrió el hecho como yo. Todos aparentaban tranquilidad.
Luego supe que se trató de la cola de un tornado que pasó por la ciudad.
Desde ese entonces, no sólo cada ráfaga, sino cada nubosidad, cada trueno, cada color raro en el cielo, me da temor. Es horrible porque siento que no puede ser el fin. No puede ser el fin de mi vida porque tengo muchas cosas que hacer.
Y sin embargo, nadie puede controlar la fuerza de la naturaleza, la fuerza de atracción y movimiento universal que hace que nuestro planeta gire sobre sí, y alrededor del sol, así como otros planetas, y sus satélites.

Mi gran problema ahora es cómo. Cómo hago para no tener más miedo. Anoche se empezó a gestar una tormenta por la cual sigue lloviendo, y tuve que ir a dormir a lo de una amiga porque no podía quedarme.
Si hay algo que no soporto es tener miedo. Siempre digo que tengo miedo a tener miedo.

Además, no quiero consultar a un psiquiatra. No aún. Se suponía que de hacerlo, pasaría cuando ya tuviera unos 40 años...

pd: Si alguien con orientación vocacional a lo psicológico lee esto, que por favor me diga por qué me gusta tanto la película Twister, en lugar de darme miedo. Desde ya, muchas gracias.

jueves, 3 de marzo de 2011

LA HIJA DE LA LÁGRIMA *

WARNING (!): Usted puede o no haber leído ésta entrada en un blog amigo. Si no lo hizo, vaya IN THIS MOMENT. Si ya lo hizo, présteme mucha atención: a veces de la amistad surge una incomprensible and yet superlativa transmisión mental (!). Ahora sí, métale que son pasteles!



Algunos podrán pensar que por lo que digo de los niños y por lo que voy a exponer a continuación tengo menos corazón que Margaret Thatcher. A ellos digo: ponéle.
Verán, la cuestión es que hace ya unos cuantos años entendí que no soporto la victimización.
No me va la onda "Cenicienta", la típica historia de la mártir que llora su desamor (ajeno y propio) por todos los rincones que este mundo les puede ofrecer para descargar su necesidad de afecto melosa, pegajosa, casi oligofrénica (!).
No me banco la onda "Subite a mi causa o perecé", en donde encuadro a todos y todas los y las (etc.) que se consideran minorías y se ven compelidos a salir con el bombo por cuanta calle vacía, plaza pública o descampado sientan propicio, para imponernos su visión del mundo a toda costa, aún cuando las más de las veces ni ellos se dan cuenta de que ostentan avanzada miopía. En síntesis, los que creen que luchar es sinónimo de vivir rompiendo incansablemente las pelotas (a los demás, claro, porque nunca un sacrificio de su parte).
Estoy cansada de ir por la vida al canto de "hoy puede ser un gran día, duro con él" y toparme sin previo aviso ni opción con una sarta interminable de sujetos y sujetas que se creen más importantes (habría que averiguar, más importantes qué quién, pero éso me excede) porque se consideran a sí mismos como "VÍCTIMAS", enrostrando en todos los que no somos ellos mismos el papel de "VICTIMARIOS". Parece ser una foto panorámica de mi propia familia, hasta el infinito y más allá.
Y como con "El cuento de la buena pipa" me cagaron una sola vez cuando tenía 8 años, yo NO CAIGO MÁS SEÑORES.
La máxima de mi vida es "si sufrís por algo, hacé algo". Para sentarme a llorar tengo los domingos, que son un embole, y los verdaderos malos momentos, que son unos cuantos.
BASTA YA! De la minita patética que por un lado se hace la superada, y por el costado siempre está al borde del desmayo, con un séquito de quichicientos pelotudos y pelotudas que le sostienen la sombrilla! No admito la artera contradicción entre la "lucha contra el machismo" si no dejás de representar al "sexo débil": Nunca vas a lograr que te quieran y te respeten por lo que sos si vas por la vida sin dejar los pañales!
BASTA! de los fundamentalistas de MI-CAUSA que olvidan que todos tenemos nuestros propios problemas y que una cosa es la solidaridad, y otra MUY distinta el suicidio colectivo.
Todo bien con la empatía, pero ésta no implica generar o consentir la dependencia. Yo quiero a los que se quieren a sí mismos, respeto a los que se hacen respetar y banco a los que SE LA BANCAN.
A los demás les digo: WINDOW.

*De la saga "Te discrimino por...". Click acá para leer "Te discrimino por idiota".