miércoles, 22 de diciembre de 2010

JINGLE BELL... ¿Rock?


Si bien para algunos "It's the most wonderful time of the year",
para muchos de nosotros xmas hollyday es un tiempo de terror...



Hay ciertos encuentros que es mejor evitar en navidad.


Really.

lunes, 20 de diciembre de 2010

El niño adulto


Surge en una conversación mi aversión hacia las criaturas humanas de corta edad.
Alguien me propone contarme una anécdota y lo hace.
Era sobre un niño de 6 años, que no quería a su hermana pequeña y la negaba, al punto tal que en un dibujo sobre su familia dibujó a sus padres, se dibujó a sí mismo...Y éso fue todo.
La cuestión es que el niño, un día en que su madre tenía la visita de unos amigos y sus hijas de dos años, le pidió a las niñas que dejaran de jugar con sus juguetes "por favor", y le dijo a la madre que "por qué tenía invitados" que "ésa gente lo estresaba". A lo cual la madre respondió que "no sea maleducado" y él le dijo "me voy a dormir mamá". 
Otra nota de color es que luego de tales acontecimientos, el niño escribió una carta a su madre diciéndole más o menos que su vida lo estresaba y que ella tenía que hacer algo al respecto, claramente.
Todo lo cual no tendría nada de malo, siendo que si el niño de verdad está mal por algo, su forma de expresarlo fue ésa. 
Para mí solo se trata de un pequeño manipulador.
Bien, esta historia se contó para despertar mi simpatía, supongo.
Mi buena predisposición no fue suficiente para que lograran hacerlo.

Yo siempre fui una niña rara.

jueves, 2 de diciembre de 2010

QDLDIDDNÑ IV

(QUE DEROGUEN LA DECLARACIÒN INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS DEL NIÑO, IV)


"Pequeñas delicias de la vida cotidiana" podrán decir algunos. Yo lo llamo, "La maldición de las generaciones venideras", o de cómo los seres humanos somos siempre lo que somos, sin discriminación por sexo, EDAD, religión, etc.

Es una cruzada que empecé casi junto con este blog, y que tiene sus fundamentos en ésta entrada.

A veces olvido mi propósito heróico (?) y dejo de reportar las falacias de la "inocencia" infantil. Pero hay días en que, por caso, estoy esperando el colectivo, y pasa algo que me hace reflexionar, y volver a la marcha de mi cruzada.

Hace unos días, esperando el cole en frente de una juguetería, aparece una camioneta estilo bomberil (de bomberos) de la cual bajan dos o tres tipos, pasan por la reja (el local estaba cerrado) y empiezan a arreglar un cartel, o por lo menos a intentarlo.
A los pocos minutos aparece un niño de, pongamosle, 8 años. El niño se manda frente marche a la juguetería, e incluso atravieza la reja, comienza a parlotear con los urzos que trataban de hacer su trabajo y les pregunta "¿Qué hacen?", a lo que uno de los mencionados responde, SOCARRONAMENTE, "Estamos por robar" (carita feliz).
Yo, que observaba todo ésto, pensé que el niño se asustaría e iría a contarle a su mamá (que al momento portaba una mirada de todo-me-chupa-un-huevo) la fechoría que se estaba por cometer ante sus ojos, y de la cual lo consideré crédulo, (con razón).
Para MI sorpresa, visto y considerando que tengo un alma filosófica que no deja de sorprenderse, lejos de seguir con mi predicción, el niño le dijo al urzo de turno: "¿Me robás aquel juguete de Toy Story?"...
A todo ésto, la madre, que seguía observando DESpreocupada la situación, hizo un intento fugaz por llamar la atención de su cría, y le espetó un finito "Martincito (ponéle) vení para acá".
Obviamente, el pibe (chorro) siguió con lo suyo, tratando de persuadir al hombrezote de que le robara su juguete, tan insistentemente que éste tuvo que reconocerle que "en realidad, (coma) estamos trabajando" (carita no-feliz).

Mi cara fue gradualemente cambiando de rictus, al punto tal que en los segundos correspondientes a las primeras líneas de este texto portaba una mirada de ternura, y en los segundos finales, una de horror e indignación.
Y NO! Mi indignación no tiene nada que ver con el hecho de que el niño tuviera planes delictivos. Creo que lo peor fue haber créído en su inocente mirada, y haber encontrado de todo, menos éso.

Subí al bus de muy mal humor. Me habían engatuzado una vez más.